jueves, 23 de abril de 2009

Spot de DocumentaMadrid 2009

Para quienes estén interesados en el inminente DocumentaMadrid 09 (para más información ver anteriores entradas de este blog), ya ha sido publicado el primer spot del festival.

¡Disfrútenlo!



Fuentes:

http://www.youtube.com/watch?v=TozL0eJh-s8

miércoles, 22 de abril de 2009

El cine de catástrofes

El cine de catástrofes es ese género cinematográfico a caballo entre el cine de aventuras y el de la ciencia-ficción en el que, en localizaciones habitualmente reconocibles y cercanas, algún gran desastre natural (como un terremoto, un volcán o un tifón) o artificial (paisajes devastados por las radiaciones atómicas o animales mutados genéticamente) amenazan la existencia de la especie humana. En ellas normalmente aparecen multitud de tramas paralelas para dar un dinamismo y una amplitud que abarque a todos los individuos del entorno donde la catástrofe tiene lugar, así como para dar verismo y crear una mayor empatía espectador-personajes.

Género que fue denominado y reconocido como tal a partir de la década setenta, la época más esplendorosa en este tipo de producciones, a partir del éxito de algunas como Aeropuerto de George Seaton, cinta que tendría varias secuelas (como Aeropuerto 75 y Aeropuerto 77) y que, igual que su primera entrega abrió la época dorada de este género, lo cerraría con la última Aeropuerto 80, película del año 1979.



Fue en esta época cuando se produjeron películas tan importantes del género como Tiburón, Piraña, El coloso en llamas o La aventura del Poseidón. Sin embargo, fueron llegar los 80 y la Administración presidencial americana de Ronald Reagan y su 'Imperio del Mal' para que de nuevo volvieran las películas donde los enemigos de los americanos no era la naturaleza, sino los mismos soviéticos que habían plagado la pantalla grande en los 50 de McCarthy y en los 60 de la carrera espacial y armamentístico-nuclear.

Sin embargo, como todo en esta vida, los enemigos dejan de serlo, los muros caen y la Perestroika trajo un vacío de enemigos arquetípicos con los que plagar las superproducciones de Hollywood. Y así evolucionaron los primeros '90, dando palos a todo tipo de género; mientras que el cine independiente y de nuevos autores se afianzaba, al igual que en los 70, con los ya postmodernistas Coen's, Tarantino's, Rodríguez's, Demme's y Darabont's, hubo recuperaciones de géneros hacía tiempo desterrados como el western (con títulos capitales como Bailando con lobos y Sin perdón) o en el bélico, que tras su obcecada representación del infiermo estadounidense en Vietnam, volvían a echar la mirada a otras amenazas como la del nazismo (La lista de Schindler).

A partir del 95, principalmente a partir del éxito de Independence Day, volvieron a la cartelera las grandes superproducciones de catástrofes, en esta ocasión con temas aún más vinculados con la ciencia-ficción (junto a las tradicionalistas Volcano o Twister, se pueden encontrar otras como Deep Impact, Armageddon, Un pueblo llamado Dante's Peak, Pánico en el túnel, y, por supuesto, el super éxito Titanic).



No es por tanto de extrañar, que justo al final de esa década, en el 1.999, uno de los grandes últimos genios del cine americano, Paul Thomas Anderson, consiguiese el mayor punto de inflexión y de giro argumental en su mejor película, Magnolia (y posiblemente la mejor película de ese fructífero año), con la inclusión de un peculiar desastre natural.

Si no han visto Magnolia, tampoco vean el siguiente vídeo bajo ningún concepto:



Fue en la sociedad post-11 de septiembre cuando parecía que la naturaleza tenía que ceder de nuevo al sitio, esta vez a favor de las películas de choques de civilizaciones a lo Huntington. Sin embargo, para el beneficio del cine de catástrofes, apareció otro fenómeno con no menor calado social: el del cambio climático.

El cambio climático ha desatado otra vez el furor en el comienzo del S. XXI por este tipo de cintas. Películas como El día de mañana, La tormenta perfecta, Señales del futuro o La plaga, hacen recordarnos el enorme poder destructor que puede albergar la naturaleza en su seno; recordatorios que son parodiados en títulos como Disaster Movie.





Es tal la asimilación que tenemos del cambio climático, que en películas como Inteligencia Artificial, del año 2001, aparece una Manhattan inundada y, posteriormente congelada, que muestran unas irónicas Torres Gemelas aún en pie.





Asimismo, documentales como Una verdad incómoda, no hacen más que propagar una inquietud por la ecología que, de seguir así, nos auguran una buena cantidad de películas de catástrofes por venir. Para comenzar, dos que ya están a la vista: 2012 y Avatar.



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Fuentes:

http://imparcial.blogcindario.com/2005/11/00406-el-cine-de-catastrofes.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Cine_cat%C3%A1strofe

http://www.guzmanurrero.es/index.php/Ultimas-noticias/CINE-Y-LETRAS-Cine-de-catastrofes-japones.html

http://www.abc.es/hemeroteca/historico-28-07-2006/sevilla/Espectaculos/cine-de-catastrofes-en-tiempos-de-crisis_1422644053962.html

http://www.canaltrans.com/lalinternamagica/026.html

http://www.scribd.com/doc/12790785/Los-tsunamis-en-el-cine-de-catastrofes

viernes, 17 de abril de 2009

DocumentaMadrid 09

Del 1 al 10 de mayo la ciudad de Madrid albergará la VI edición del Festival Internacional de Documentales DocumentaMadrid 09, festival que dedica su programación en exclusiva al cine documental internacional y que es organizado por el Área de Gobierno de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid.

Los propios organizadores describen la función y finalidad de este festival de este modo:
A partir de una selección de trabajos, que se atiene exclusivamente a criterios cualitativos y que respeta siempre cualquier tipo de visión crítica sobre nuestro entorno, Documenta pretende propiciar un punto de encuentro anual entre los profesionales, los creadores y el público al que dirigen sus obras.
Nuestra forma de entender el documental se basa en una doble apuesta. Por un lado, una apuesta estética que muestra cómo el documental actual se aventura por terrenos innovadores en el lenguaje y las formas, apartándose en gran medida de los cánones estandarizados. Por otro, estamos convencidos de que los trabajos de no ficción nos hacen a todos más conscientes de la necesidad de cambiar el mundo para mejorarlo. Nuestra más íntima vocación, nuestro sueño, es que alguna de las ventanas que abrimos con cada proyección den a conocer un problema al espectador que, tras hacerlo consciente y posibilitarle que reflexione sobre el mismo, lo pueda hacer suyo y, tal vez así... actúe.
La mayoría de los espacios culturales relevantes de la ciudad (tanto cines comerciales, salas de exhibición minoritarias o centros culturales) se implican en este festival, colaborando activamente a la hora de proyectar los documentales así como de programar muchos de los eventos y secciones paralelas de la oficial que existen dentro del festival: los cines Princesa, el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes, la Filmoteca Española, el Instituto Francés de Madrid, el Goethe Institut, la Casa de América, la Casa Árabe, la Academia de Cine, el Planetario de Madrid, la Fnac de Callao o el Centro Cultural Conde Duque son tan sólo algunos de estos puntos implicados desde hace ya seis años en el festival.

Dentro de la sección oficial, cinco son las categorías competitivas (las correspondientes a creación nacional tanto de cortometraje como de largometraje, la de reportaje documental internacional, y las categorías internacionales para determinar el mejor largometraje documental y el mejor corto de cine de no ficción).

Siendo actualmente el festival con mayor asistencia de espectadores de Madrid (en la edición del 2008 acudieron más de 12.700 los asistentes), el grueso del festival contiene tres grandes bloques de actividades:
-Proyecciones: el festival proyecta en más de una veintena de salas, entre públicas y privadas, respetando los idiomas y formatos originales e incrementando progresivamente la cantidad de obras programadas en el marco del festival, incluso con programaciones dedicadas al público infantil.

-Actividades paralelas: publicaciones, exposiciones, presentaciones, encuentros entre realizadores, mesas redondas, seminarios, edición de DVD’s, actividades diversas y hasta un maratón de realización express para profesionales.

-Actividades de formación: conferencias, clases magistrales y talleres de diversa índole.
En este último bloque destaca la masterclass protagonizada por el documentalista americano Frederick Wiseman, autor de títulos como Titicut Follies, Missile, Ballet o la más reciente State Legislature. Esta cita tendrá lugar en el Círculo de Bellas Artes el 8 de mayo a las 18:15 horas.

No se pierdan una de las citas más importantes de nuestro país con el cine documental y no ficción, posiblemente el más innovador y transgresor ante el anquilosado panorama que presenta el cine comercial.

Fuentes:

http://www.circulobellasartes.com/ag_cine.php?ele=215

http://es.wikipedia.org/wiki/Documenta_Madrid

http://www.documentamadrid.com/index.php

http://www.myspace.com/documentamadrid

http://www.mcu.es/cine/MC/FE/index.html

http://www.casaarabe-ieam.es/

http://www.academiadecine.com/

http://www.imdb.com/name/nm0936464/

martes, 14 de abril de 2009

My Top Five trailers

Primer puesto



Segundo puesto



Tercer puesto



Cuarto puesto



Quinto puesto


miércoles, 8 de abril de 2009

Network, el mundo de la desvergüenza pública

"Network: Un mundo implacable” es la película dirigida por Sydney Lumet que, en 1976, consiguió cuatro premios Oscar incluyendo el de la categoría a mejor guión. Es precisamente en este apartado, junto al interpretativo, donde la cinta adquiere una superlativa perfección, sobre todo si se tiene en mente el año de producción.



El guión fue escrito por Paddy Chayefsky, y puede considerarse como el primero que hincó el dedo en llaga con tal concisión al adentrarse en las escabrosidades internas que oculta el periodismo, en este caso el televisivo, y, en general, todo el mundo mediático. Un mundo (implacable como reza el título) en el que los valores humanos sólo tienen cabida cuando se da el caso de que sean rentables, un mundo donde la verdad ya no importa, un mundo donde lo que prima es el dinero.


Las televisiones ya han perdido cualquier rastro de su antigua función como servicio público, como medio fiable con el que conocer la realidad de una forma cercana y sencilla, pero manteniendo una objetividad y rigor periodístico. La televisión se ha convertido en un circo con el único propósito de entretener, algo que demuestra el personaje Howard Beale (interpretado por Peter Finch) cuando anuncia su inminente suicidio, incidente que dispara el decadente nivel de audiencia de un informativo que, pretendiendo hasta entonces mantener su seriedad, se cerciora definitivamente de que la información ya no vende, ya no importa a nadie, y que lo que han de hacer es venderse a sí mismos en pos de espectadores, sea al precio que sea. Además, al haber sido comprada por otra, la cadena de televisión CBS ha de cambiar su enfoque informativo tanto ideológica como metodológicamente.


Esta nueva política de programación, inspirada exclusivamente por el afán de lucro económico, se ve potenciada por la llegada de unos nuevos directivos (entre los que destaca el personaje de Diana Christensen, interpretado por Faye Dunaway), todos ellos pertenecientes a la primera generación que creció bajo la gran influencia de la televisión en sus primeros años y de los años dorados del cine. Estas personas representan ese modelo de ser humano “tele-real” que aparece en la televisión y el cine: ultra-competitivo, ambicioso, dispuesto a llegar a lo que sea por medio de las artimañas que se requieran. Un nuevo mundo donde, o se es la estrella de cine de turno o el director de una cadena televisiva o, si no, se es un fracasado. Donde el capitalismo definitivamente ha ganado la batalla, robando a la población sus emociones e instintos más básicos (rasgo que se ilustra en la extraña y autómata relación sexual que mantienen los protagonistas en ciertas escenas), y convirtiendo a la televisión en el principal y furtivo educador de los hombres-robots que los capitalistas anhelan crear para que en el futuro sirvan de peones de fábricas.




En la conversación que Beale y su colega Schumacher (en cuya piel se puso William Holden) mantienen al comienzo de la película, el primero baraja el impacto que tendría en la sociedad la retransmisión en directo de su suicidio. Schumacher, que parece tomárselo como una broma, también cae en que un titular de primera plana puede construirse a raíz de un mero rumor. El guión pretende con esto satirizar el poder que tiene la palabra para deformar la realidad al antojo de quien sepa cómo hacerlo, siendo esto algo extensible al periodismo en general.


En la reunión de contenidos de la cadena televisiva que plasma la película, queda descartada la idea de rigor informativo, a favor de la del impacto, en el momento que se empiezan a incluir progresivamente las grabaciones que un grupo armado realiza de sus propios atracos, por encargo de la cadena. La audiencia es lo que prima, tanto se consiga por medios honrados, tanto si no.




El gran poder mediático de la televisión también se ve plasmado con el masivo griterío que se organiza a petición de Beale, solicitante mediático de una disparatada petición: que todo aquél que encuentre insoportable su vida, lo reivindique a gritos por la ventana. Beale, respetado presentador de informativos en proceso hacia la decadencia profesional en lo referente a su labor informativa, se ve relegado a asumir la conducción de un espacio, en la que ejerce de fuerza mesiánica, que se ocupa de temas tremendistas y de la difusión, o creación, de rumores escandalosos o polémicos. Sin embargo, también queda patente que estas polémicas no pueden salpicar un solo tema: la economía, fuerza que se encuentra por encima del bien y del mal, única parcela ante la que la recolección de audiencia debe rendir un respeto y tomar un descanso.


Por último, la película tiene un regusto amargo y pesimista, ya que sugiere que esta situación es irreversible y que el cambio irá a peor. Esta valoración se desprende del monólogo que pronuncia Beale en su última aparición televisiva.




Ocupando siempre un destacado puesto en la lista de las 100 mejores películas americanas de todos los tiempos elaborada por el American Film Institute (en el año 2007 apareció en el puesto 67º) y siendo el precedente de otras películas célebres como El dilema o Buenas noches, y buena suerte, considero que esta película es de visionado imprescindible para aquél que vaya a trabajar en cualquier medio o que, simplemente, quiera comprobar el poder que tienen los agentes externos, tanto mediáticos hacia nosotros, como en menor medida nosotros hacia los mediáticos, para influir y modificar las conductas morales y éticamente correctas.


Fuentes:


http://www.filmaffinity.com/es/film480193.html

http://www.imdb.com/title/tt0074958/

http://cinetrivia.com/criticas.php?idc=3600

http://es.wikipedia.org/wiki/Sidney_Lumet

http://en.wikipedia.org/wiki/Network_(film)

http://cinestesia.bligoo.com/content/view/278170/Network_1976_de_Sidney_Lumet.html

Y el visionado de la propia película, por supuesto.


jueves, 2 de abril de 2009

Innovaciones técnicas antipiratería

En una semana donde uno de los temas principales es las expectativas frustradas de las leyes antipiratería promovidas por Sarkozy y que la recientemente nombrada nueva ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, quería (o quiere, habrá que ver como mueve ficha tras el fracaso en Francia) importar a nuestro país, quiero dedicar la entrada a la otra lucha antipiratería, aquella que, independientemente o de un modo bastante autónomo respecto a legislaciones y poderes políticos, presentan las productoras, distribuidoras y exhibidoras de cine con nuevas fórmulas e innovaciones técnicas que imposibiliten la copia o que, simplemente, hagan del cine una experiencia única e insustituible por la ofrecida con Internet como proveedor.


Con el término ‘piratería’ no sólo queremos referirnos al fraude consistente en la copia de contenidos con algún tipo de derecho intelectual (música, cine, videojuegos…) para su posterior venta o su distribución “gratuita” por otros medios como Internet; puede ser llevado más allá.




Este delito supone una pérdida de cuantiosos ingresos para las productoras y los autores de los productos copiados pero, además, supone una pérdida para la sociedad. En tanto que piratas, manteros y demás beneficiarios del crimen se lucran a partir de una actitud parásita y de destructivo alcance, evitan además el pago de impuestos e impiden el pago del propiciado por el consumidor potencial que se pierde por la adquisición ilegal del producto por otros medios. Es decir, la parte proporcional de la entrada del cine, del CD de música, de determinado DVD, destinado al Estado y a su Hacienda, merma en inversa cantidad al enriquecimiento del delincuente. Este agujero en las arcas públicas nos supone a todos los ciudadanos una decreciente cantidad de recursos económicos dirigidos a servicios tan básicos como educación y sanidad. Así, tanto grandes como pequeñas productoras, además de responsabilidades en el plano artístico y cultural, también poseen en su dominio repercusiones de tipo social.


En los últimos años, dada esta situación –y centrándonos en el mundo del cine y lo audiovisual– se están promoviendo medidas gubernamentales desde el ministerio de Cultura y los avances técnicos no dejan de aparecer. No obstante, estas iniciativas suponen ingentes inversiones por parte de las compañías de exhibición cinematográficas (las otras grandes afectadas por este asunto, ya que la entrada es cara y todo el mundo posee un reproductor DVD con el que visionar las películas descargadas de Internet) que sólo se arriesgarán a afrontar la inversión en nueva tecnología si a cambio ven una rentabilidad. Dicha rentabilidad se obtendrá exclusivamente (o en la inmensa mayoría de los casos) con las películas producidas por las grandes compañías de cine, aquellas que, ya sea por su calidad, promoción o, en general, calado en la sociedad, hagan una caja que haga equilibrar la balanza. Además, hay que añadir que en el proceso de proceso de grabación del filme y en su post-producción, los gastos pueden verse aumentados cuantiosamente para convertir la película en un producto 3D, con formato IMAX, etcétera.


Por tanto, he aquí algunas de las propuestas con las que atajar el problema de la piratería desde la propia producción de la película, obviando las medidas gubernamentales tales como campañas antipiratería o la imposición de gravámenes como el célebre cánon digital:


– Innovaciones técnicas en las salas de cine: IMAX, Digital HD, Digital 3D, butacas vibratorias, efectos de luces, humo, y agua, así como de olores. Sonidos cada vez más potentes y envolventes, sistemas digitales de audio como el DTS o analógicamente añadidos como los Dolby. Salas de videojuegos y, aún de modo experimental, cine interactivo (aventuras gráficas cinematográficas).






El siguiente documental hace un repaso a las evoluciones técnicas históricas en el cine:








Sistemas anti-copia en las propias salas: sistemas como el Karina Anticopia, a base de luces infrarrojas, o las proyecciones digitales emitidas a frecuencias diferentes de las que las cámaras de vídeo pueden captar, permiten que la grabación dentro de la sala sea imposible o de una muy mala calidad.




Promoción, publicidad e industrias derivadas: a mayor cantidad publicitaria, la teoría presupone un mayor volumen de ventas. Además, sobre todo en películas muy comerciales o de público infantil, el apoyo de otras industrias derivadas (como el textil o el de juguetes) puede contribuir a la aceptación y boca-a-boca de la cinta.



Vigilancia extrema: para evitar el robo de los celuloides tanto en la fase de post-producción o en la de distribución, así como la grabación por el espectador de festivales, preestrenos o pases de prensa. Por ejemplo, en Matrix Reloaded o Harry Potter y la Orden del Fénix.


Estrenos a nivel mundial: retrasan la aparición de copias piratas en los primeros días de proyección. Ejemplos: Matrix Revolutions, La Momia 3, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, Spiderman 3.


División de la película en varios volúmenes: para hacer más asequibles cintas de duración excesiva, sin de este modo alterar la calidad de la original. Así, la libertad creativa de los autores no se ve sesgada por los caprichos de la producción y demás inversores. Ejemplo: una película conceptualizada desde su inicio en tres (El Señor de los Anillos) u otras claramente fragmentadas como Kill Bill o la versión de Soderbergh sobre el personaje del Che Guevara.





Soportes de venta o alquiler en constaten evolución: desde los DVD anticopy de doble capa y los de origen orgánico que se destruyen con el paso de un tiempo; a los nuevos como el Blu-Ray.



Internet: con el que conseguir difusión de contenido, material extra (imágenes, salvapantallas, iconos para el Messenger…) y la propagación de falsos vídeos, o simples porciones de lo que suponía en un comienzo como una película completa, en los programas de descarga directa (los conocidos como P2P, o sea, Emule, Ares, Bitorrent, etcétera) para desanimar al internauta de dudosas intenciones.



Fuentes principales:


http://es.wikipedia.org/wiki/IMAX


http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20061130/murcia/digital-tres-dimensiones-efectos_20061130.html


http://mapocio.com/place.aspx?id=Cine_Sensorial_XpanD_6D


http://www.cine3d.com/


http://nazaretml.blogspot.com/2008/06/mojarte-en-el-cine.html


http://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/l26057a.htm


http://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/l26057.htm


http://www.elpais.com/articulo/cultura/pirateria/digital/siembra/panico/productoras/musica/cine/elpepicul/20030510elpepicul_2/Tes


http://www.elpais.com/articulo/internet/DisneylanzaDVDalquilerautodestruye48horas/elpeputec/20030519elpepunet_1/


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